Decisiones

 

Feliz solsticio

Ha sido duro, pero después de darle unas cuantas vueltas por fin he tomado una decisión: no voy a escribir más novelas.

En 2019 acabé la primera tras alrededor de quince años dando vueltas sin éxito Fue una novelette en realidad porque la elocuencia no es mi fuerte, a mi me supo a éxito. Después acabé otra y aquí se acabó mi racha. La vida me volvió a atropellar.

No obstante, en esta ocasión me pilló con un plan B y un plan C

El gusanillo del dibujo me había vuelto a picar en el año de la pandemia. En esta ocasión, al parecer ha sido para quedarse de forma definitiva (o eso espero). Además, he notado un gran avance y sé que puedo llegar a más si le dedico más horas.

Pero entonces diréis: escribir y dibujar no es incompatible. Mucha gente lo hace.

No, la verdad es que no. 

Creo que me expreso con más facilidad con textos breves (poesía, reflexiones, prosa poética,...no sé como llamarlo). En cualquier caso, este formato además me da más margen de movimiento porque puedo escribir en cualquier parte y a cualquier hora del día sin tener que depender del editor de textos del ordenador.

En definitiva, se podría decir que si he tirado la toalla con el tema de escribir novelas lo hago por salud mental. Quizá también sea porque ahora me siento lo suficientemente preparada para afrontar otras formas de expresar mis ideas.

Luego pienso en lo mucho que me cuesta crear tramas, personajes secundarios, dar una voz propia a esos personajes,...y todo cobra sentido. Es demasiado esfuerzo mental para mí. Por otro lado, mi ritmo de escritura es demasiado lento cuando se trata de narrativa. Escribir solo tres mil palabras me puede llevar alrededor de un mes o incluso más, ya no digamos cinco mil.

Por otro lado, siento que me estoy quedando atrás

Escribir (y no digamos publicar) se ha convertido en una carrera (por culpa del mercado y eso) donde ser la más productiva del lugar cuenta y yo no puedo competir contra eso. No culpo a las editoriales, hacen lo pueden para continuar a flote. 

Creo que este fenómeno se debe más al algoritmo asesino. Por desgracia, las novedades son cada día más efímeras. Copan dos o tres épocas del año concretas y tengo la sensación de quién consigue publicar de forma constante es la que logra mantener una carrera estable en este sentido (aunque se trate de una actividad secundaria).

No me malinterpretéis, por favor. Las autoras publican, lo hacen bien, son estupendas. 

Quizá yo no encaje en este perfil (estoy probando cosas). 

De hecho, a veces tengo la sensación de que estoy regresando al punto de partida: mis inicios fueron escribir versos sin sentido en cualquier libreta y dibujar garabatos amorfos en folios sueltos. Ahora tal vez haga lo mismo, pero con unas bases más o menos sólidas y una trayectoria personal donde he aprendido a diferenciar cuales son mis zonas de confort y cuales no.

Por cierto, no hagáis caso tampoco a esto. En la zona de confort se está bien. Salir de ella solo está bien si se tienen bloqueos o simplemente te apetece probar otras cosas. Puede irte bien o no. 

Tras meditarlo creo que esta decisión también me permitirá disfrutar de la lectura como hacía antaño, entre otras cosas. Parece una tontería. Sin embargo, analizar textos de forma inconsciente pasa factura a la larga.

Si se tercia incluso hasta podría dedicarme a actualizar el blog de vez en cuando ¿no os parece? 

Algunas cosas no cambian.

Por cierto, podéis leer algunos de mis poemas con más drama escritoril en AO3

Lo sé, a lo mejor no es el sitio más indicado para la poesía, pero necesitaba uno donde poder subirlos sin parafernalias.



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